En una reciente entrevista con TeleSUR, Txema Sánchez, miembro de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad -capítulo España-, ofreció un análisis profundo sobre el auge del fascismo a nivel mundial y defendió la posición del Gobierno venezolano frente a las críticas internacionales.

Sánchez calificó el reciente pronunciamiento del Gobierno bolivariano como «categóricamente correcto», describiéndolo como una afirmación de «soberanía e independencia». Según el intelectual, Venezuela está «luchando día a día contra el Imperio más genocida de la historia: el imperio yanqui sionista europeo».

En contraste, Sánchez criticó duramente a España, describiéndola como «un país colonizado» que «no es en absoluto independiente» y que «habla en nombre no solo de las oligarquías, sino de las oligarquías cipayas de los intereses de Estados Unidos».

El resurgimiento del fascismo

Al abordar el tema del fascismo, Sánchez advirtió sobre la importancia de no limitarse a identificar sus manifestaciones más violentas, sino de entender sus raíces en lo que él llama «una falsa democracia». Criticó la dicotomía simplista de «fascismo versus democracia», argumentando que en países como España, «todavía estamos en el 18 de julio del 36. Todavía existe un estado tardo franquista».

Sánchez abordó el delicado tema de la tolerancia y la libertad de expresión en el contexto del auge de ideologías extremistas. Advirtió sobre los peligros de una tolerancia sin límites, señalando que «esa tolerancia de todo significaría, por ejemplo, tolerar movimientos fascistas expresivamente fascistas que sabemos que en su ideología y en su leimotiv está la violencia contra el otro a todo nivel».

Crítica a la izquierda convencional

El intelectual español no escatimó críticas a lo que él considera una «izquierda conveniente» en España y otros países. Utilizando el ejemplo de Chile, Sánchez argumentó que «lo que llamamos derecha e izquierda está totalmente desplazado» en la ventana de Overton política.

Sánchez concluyó su análisis con un llamado a un «cambio fundamental transversal del sistema, un cambio revolucionario». Citó a Venezuela como un ejemplo de este tipo de cambio, reconociendo los «costes terribles» que conlleva, pero argumentando que estos son «mucho menores que los de rendirse y dejarse avasallar por el Imperio».

En sus palabras finales, elogió al presidente venezolano Nicolás Maduro por tener «sentido del momento histórico», describiendo el reciente evento contra el fascismo en Venezuela como «un verdadero acierto» en un momento en que el fascismo «está absolutamente en auge».

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